La microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital. Estas bacterias colonizan nuestro organismo desde el vientre materno, pero fundamentalmente desde el momento del nacimiento.
La microbiota se va desarrollando a medida que avanza la vida, de forma que su composición es diferente en la infancia y adolescencia que en la vida adulta.
La relación de la microbiota y el organismo es unida: mientras que las bacterias realizan una función protectora frente a enfermedades y agentes patógenos y de ayuda en la metabolización de los alimentos ingeridos, el organismo les ofrece un lugar donde vivir. La microbiota está compuesta de 100 billones de bacterias solo en el aparato digestivo. De hecho, la microbiota ya es considerada por la ciencia como un órgano más del cuerpo.
Funciones de la microbiota:
• Protección de bacterias patógenas que pueden provocar enfermedades
• Mantenimiento de sistema inmune
• Regulación del metabolismo y balance energético.
• Digestión de alimentos
• Producción de vitaminas
Se han relacionado los hábitos dietéticos y, sobre todo, la disminución del consumo de fibra dietética con determinados patrones de la composición de la microbiota. La pérdida progresiva de la diversidad microbiana durante generaciones en las sociedades industrializadas se ha asociado con el aumento emergente de enfermedades crónicas no transmisibles. La dieta tiene fuertes implicaciones en el desarrollo de enfermedades como la obesidad, el síndrome metabólico, la desnutrición, los trastornos alimenticios, la enfermedad inflamatoria intestinal y el cáncer colorrectal, entre otras.
Una alimentación equilibrada fomenta la formación y la conservación de una microbiota bien estructurada, en la que las diversas especies de microorganismos cohabitan en un sistema de control y equilibrio.
Debido a sus efectos beneficiosos, los prebióticos y probióticos pueden ayudar a promover la salud de la microbiota intestinal. De ahí que los expertos recomienden incorporarlos de manera habitual a la dieta. Los prebióticos son componentes funcionales no digeribles de los alimentos (como algunos tipos de fibras) que estimulan la actividad y el crecimiento de ciertos grupos específicos de bacterias.
Algunos probióticos han demostrado tener un efecto muy positivo sobre la salud, sobre todo la intestinal como ayudar a reforzar las defensas del organismo mejorando los mecanismos inmunitarios; contribuir a regular la motilidad intestinal; y mejorar el equilibrio microbiano en los intestinos, promoviendo su estabilidad y diversidad.