Los buenos hábitos de alimentación sirven como barrera para las enfermedades. Los alimentos, además de ser medicina, son un medio de prevención de enfermedades.
Aunque los efectos de los malos hábitos de alimentación no son inmediatos, es evidente que la dieta puede influir de manera positiva o negativa en nuestra salud. Para prevenir enfermedades, es necesario el consumo de una dieta balanceada en la que se modere el consumo de grasas y azúcares; además de incluir comidas de todos los grupos de alimentos en cantidades adecuadas.
Una alimentación que incluya el consumo diario de frutas, vegetales y lácteos bajos en grasa saturada, está asociada a un menor riesgo de padecer enfermedades coronarias y otras enfermedades crónicas, también ayuda a reducir significativamente la presión sanguínea en personas con hipertensión arterial.
En otras enfermedades en las que podría parecer que no está relacionadas con la alimentación, como las virales o infecciosas, muchos estudios afirman que una dieta variada y equilibrada refuerza el sistema inmunitario y actúa como barrera, ofreciendo una mayor resistencia a los procesos infecciosos. La prevención siempre es mejor que la cura; seguir una alimentación saludable es una buena práctica para prevenir la aparición de enfermedades.