La vigorexia es un trastorno mental no estrictamente alimentario, que se conoce también como complejo de Adonis. Es la práctica de deporte de manera excesiva producida por una preocupación obsesiva que presentan algunas personas por el deseo ganar masa muscular y evitar de forma drástica la producción de grasa en su cuerpo.
Cuando alguien sufre este trastorno llega a aislarse socialmente, abandonando sus actividades cotidianas e invierte todo su tiempo en el culto al cuerpo. En estas personas la alimentación se convierte en una obsesión añadida, cayendo con frecuencia en dietas desequilibradas y en el consumo de hormonas y anabolizantes esteroides.
Las personas que sufren vigorexia presentan pensamientos obsesivos sobre cómo mejorar su cuerpo, terminando por generar gran ansiedad e incluso, en los casos más graves, llegar a padecer depresión por la falta de objetividad que poseen a la hora de evaluar su esquema corporal. Este rasgo característico del vigoréxico podría tratarse de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), pues la propia obsesión sobre la ganancia de masa muscular y el deseo o ideal de un cuerpo musculado y delgado, les lleva a realizar de forma compulsiva ejercicio y deporte extremo para conseguir sus objetivos. Además esta insatisfacción corporal, en ocasiones, les hace evitar exponerse ante otros, pues aún poseyendo un cuerpo musculado, no se sienten satisfechos con el mismo.
El tipo de vida y los hábitos de las personas con vigorexia genera una serie de problemas de tipo orgánico y de lesiones, que aparecen como consecuencia de un entrenamiento excesivo y de una dieta desequilibrada, junto al consumo añadido de esteroides.
Este tipo de desórdenes pueden llegar a provocar enfermedades cardiovasculares, hepáticas o renales, disfunción eréctil, atrofia testicular, entre otros trastornos de la salud. Además están las lesiones de tipo óseo, muscular y articular producidas por los altos niveles de exigencia durante los entrenamientos.